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Tipos de depósitos bancarios:

 

Tradicionales: se conoce a priori el plazo y el tipo de interés con el que se va a remunerar el depósito.

Referenciados: la rentabilidad está referenciada a la evolución de un índice, este índice puede estar referenciado a la evolución de unas acciones bursátiles o a la evolución de unos tipos de interés.

 

Combinados: Son los depósitos bancarios que combinan dos tipos de producto al mismo tiempo. Normalmente estos dos productos son por un lado un depósito bancario a plazo fijo tal y como los conocemos y por otro lado un fondo de inversión.

 

Estructurados: Son los depósitos que no tienen una remuneración prefijada anteriormente como en la mayoría de los plazos fijos sino que la rentabilidad esta vinculada a la evolución de un indicador, que puede ser un índice bursátil, una acción, una cesta de acciones o cualquier otro índice económico.

 

Con remuneración en especie: es un depósito a plazo fijo salvo que en vez de recibir la remuneración en dinero es en especie, en forma de «regalo», que el cliente conocerá antes de la contratación del producto. Hace unos años muchas entidades ofrecían este producto, actualmente sólo lo puedes encontrar en Bankia.

Depósitos a plazo

 

Los depósitos a plazo destacan porque ofrecen toda la seguridad de este tipo de activo financiero y aportan mayor rentabilidad que los depósitos a la vista, por lo que constituyen los mejores depósitos bancarios si buscas incrementar tu capital. El dinero se entrega a la entidad durante el tiempo pactado, a corto o a largo plazo, y se estipula en el contrato, así como los intereses que se van a recibir y la comisión por si se cancela antes de tiempo.

 

Y es que el depósito a plazo se caracteriza por una disponibilidad limitada del capital. Esto quiere decir que el dinero y los intereses se entregan al titular cuando terminan los plazos, ya que si quieres retirar el dinero antes, deberás pagar unos gastos de cancelación. Cuando finalice el plazo convenido, la entidad financiera puede proponer al cliente si quiere retirar la cantidad de dinero invertida o solo los intereses, por si desea efectuar la renovación del contrato del depósito.

al contratar un depósito bancario, intervienen dos partes: la entidad, que puede ser una caja, un banco o una cooperativa de crédito, y el cliente, que puede ser una persona física, como un particular o autónomo, o jurídica, cuando se trata de una empresa.

 

El particular o la empresa pone a disposición de la entidad una cantidad de dinero para que la custodie durante cierto tiempo. A cambio de esa entrega, la entidad deberá reintegrarle, una vez haya transcurrido el plazo pactado, el dinero que invirtió más los intereses convenidos. Este periodo puede establecerse cada trimestre o cada semestre, o simplemente al finalizar el contrato.

 

La rentabilidad puede ser fija o variable, y los beneficios, en dinero o en especie. Todo depende de lo pactado.

 

La cantidad de dinero a invertir la decide el cliente, pero debes saber que hay entidades que establecen unas cantidades mínima y máxima para estos depósitos. De igual modo, es posible realizar nuevas aportaciones posteriormente si se desea incrementar el capital invertido.

 

Depósitos a la vista

 

Ya que se trata de una inversión financiera muy segura, la rentabilidad es un poco menor que la de otro tipo de productos en los que sí se asumen mayores riesgos. Así las cosas, podrás elegir entre varias clases de depósitos bancarios, en función de la posibilidad o no de recuperar tu dinero antes de finalizar el contrato.

 

Los depósitos a la vista tienen muy poca rentabilidad, pero la ventaja que ofrecen es que en cualquier momento tienes disponible tu dinero. De tal manera, el titular del depósito puede sacar la cantidad que quiera, pues se puede convertir en efectivo en cualquier momento del día utilizando el cajero automático. Ejemplos de depósitos a la vista son las cuentas corrientes o las cuentas de ahorro del banco, de ahí que también se conozca a estos activos financieros como cuentas remuneradas.

Los depósitos bancarios a plazo fijo siguen siendo el producto de ahorro preferido por el inversor conservador. El cliente conoce de antemano el plazo de tiempo que va a tener el dinero invertido y la rentabilidad que va a obtener.

 

Los depósitos bancarios son un producto financiero que consiste en invertir una cantidad de dinero en el banco a cambio de recibir una remuneración, ya sea fija o variable. Se trata de una inversión sin riesgos, si tenemos en cuenta que el capital del depósito está asegurado por el Fondo de Garantía de Depósitos. Es decir, si la entidad financiera quiebra, recuperas el dinero.

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